Este capítulo nos recuerda todo el bien que Dios ha otorgado abundantemente al Profeta (P), especialmente su descendencia.
Luego de haber hablado de la abundancia Dios ordena a su Profeta (P) consagrarse a la oración y sacrificar en su nombre.
En estas aleyas Dios nos habla de la victoria que le otorgó al Profeta (P), especialmente luego de la conquista de Meca.
Uno de los efectos de esta victoria fue la posterior expansión del Islam en toda la península arábiga.
En este capítulo se habla de las características más importantes de Dios, de su Unicidad, de su Eternidad y de otros puntos fundamentales para entender el monoteísmo.
Cuando decimos que Dios es uno nos referimos a tres significados diferentes que trataremos en esta lección.
Dios, además de ser uno, único, sin semejante ni socio, es también eterno, no engendró ni fue engendrado.
El Corán ha descendido al profeta (P) a través de lo que técnicamente llamamos revelación, que es la forma en que Dios envía su mensaje al Profeta por medio del ángel de la revelación.
El Corán se divide en 114 capítulos. Muchos de ellos son cortos y otros largos. Cada capítulo tiene varios versículos. A los capítulos se les llama en árabe “Sura” y a los versículos “Aya”. Por lo general el nombre que le dan a la aya en español es “Aleya”.
Además de memorización del Corán el Profeta (P) contaba con una de serie de compañeros que se les llamaba “Los escribas de la revelación” y se dedicaban a escribir cada aleya que descendía al Profeta (P).
Si bien el Corán fue escrito de forma completa en vida del Profeta (P), la forma de libro entero contabas la tomó luego de la muerte del Profeta (P).
Además de la elocuencia del Corán existen muchas otras dimensiones del milagro del Corán.